miércoles, 17 de febrero de 2010

Adiós

Sentada, frente al computador, con toda la atención puesta en las palabras de su escrito, parece casi una parte más de la máquina, y no el ser que la opera. Está inquieta. El cambio constante de los números en el reloj de la esquina inferior derecha le demuestran que cada vez tiene menos tiempo para escribir la carta.

...¿Y si no lo logra? ¿Si llega a su puerta cuando ya se haya ido?... ¿Si su miedo y cobardía hacen que él jamás lea lo que ella le quiere decir?...

Lo que pasa a su alrededor le es indiferente. Teclea como si sus dedos cruzaran la carrera más importante de su vida. Al final, esa carta es la carreara má importante de su vida y, según el reloj, sólo tiene tres minutos para acabarla a tiempo.

... Conocerlo hace tres meses había sido una gran coincidencia, pero ella no creía en las coincidencias, entonces era una gran oportunidad...

Dos palabras más, su nombre sellando el escrito que más que palabras es su percepción de la vida puesta en papel, y la carta está lista. Ella se levanta, recoge el papel impreso y camina hacia la puerta de salida. El corredor que separa su estudio de la puerta se hace extrañamente largo, peligroso, oscuro. Ella camina, con el corazón acelerado y la mente en la puerta de al lado.

... Ya no importa mucho el miedo, está es la última opción, el terror a ser criticada por ser diferente es mucho más pequeño que saber que el se vaya sin haberse enterado de quién era la chica que dice que le Ama...

Abre la puerta y sale al mundo exterior. Tal vez por nervios, o por lo que sea, su mirada está fija en el suelo, sin regresar a ver hacia nada.

...No, ya no es momento de pensar, no va a recordar nada más, en este momento, lo importante es sentir estos últimos pasos antes de llegar...

Está recorriendo los últimos pasos antes de llegar a la puerta blanca de la casa de al lado. Aún no levanta la mirada, si la puerta está abierta y el interior está oscuro ya es muy tarde. Llega al tope, al punto en que no hay nada má por hacer que decidir mirar lo que tienes al frente. La puerta está abierta, pero en el interior de la csa están todas sus cosas, intactas.

...¿Aún está ahí? ¿fue tan pronta su salida que no se llevó nada?...

Despacio, muy despacio, se inclina para dejar el escrito en el suelo. Se da la vuelta, respira hondo, y camina de regreso pro el mismo camino que hace unos minutos. Ya todo está hecho, no sabe si la carta llegará a las manos correctas o se irá a la basura como tantos papeles que parecen no tener importancia, por lo pronto, acaba de alzar la vista hacia su alrededor, hacia el cielo...
No sabe qué va a pasar, pero, por el momento, la luz mágica de la tarde a punto de desaparecer parece ser lo más importante para estar bien.